Da el paso

¿Cuántas veces os habéis arrepentido de no hacer algo?

Muchas veces me ha aterrado dar el paso adelante y salir de mi zona de confort. Me daba miedo conducir y me sigue imponiendo, pero conseguí sacarme el permiso de conducir y coger el coche sola y acompañada de los tres niños, «casi ná». Sé que para mucha gente es una chorrada, pero para mí es un logro. Cuando daba clases, mi profesor me decía: – ¡Chiquilla!, y yo le contestaba: – A ver Manolo, llevo 40 años sin carnet, no crees que será por algo, 😋. Paciencia infinita la de mi profe.

Da el paso. Calles de Carmona 2016
Da el paso. Carmona 2016

El miedo a no hacer algo es realmente lo peor que podemos tener y sembrar

Con la edad me he dado cuenta que los prejuicios y los miedos no sirven para nada. Luchando contra los miedos durante mi edad adulta, me he descubierto y he aprendido, enseñando a mis hijos. El miedo a no hacer algo es realmente lo peor que podemos tener y sembrar. La incertidumbre es inevitable, pero la vida te enseña a salir adelante.

El que se preocupa no se ocupa

A lo largo de mi vida he visto como ha fallecido un amigo por accidente de tráfico y otras personas cercanas muy jóvenes por enfermedades. No podemos controlar lo incontrolable. Todo puede cambiar en un instante, por ello no se puede estar siempre pensando en no hacer algo por miedo. Como soy creyente, sé que estamos marcados y que debemos hacer, lo que debemos hacer en cada momento, sin estar siempre agobiados. Mi hermana me dijo una frase de un sacerdote este fin de semana, estas siete palabras se van a quedar conmigo. Ahí va la frase: «Él que se preocupa no se ocupa». Totalmente cierta, no podemos estar siempre preocupados por el futuro y lo que va a pasar. Lo importante es ocuparnos ahora, aunque tengamos nuestra metas a largo plazo (estrategias), debemos tener nuestros objetivos a corto plazo (tácticas).

Camino de Santiago 2006
Camino de Santiago 2006. Media de 30 km al día.

Los que leéis este blog sabéis cuáles son los palos más duros que me ha dado la vida. El nacimiento de mis hijos mellizos prematuros, grandes prematuros, y la operación de atresia de esófago de uno de los mellis nada más nacer, con un kilo de peso fue muy duro. Conocer el negativo diagnóstico sobre su posibilidad de seguir vivo, fue triste, muy muy triste. En ese momento, sólo vivía el día a día no pensaba en lo que podría pasar dentro de un mes, y es porqué estaba actuando, me estaba ocupando. Aunque sé que podría haberme hundido en la miseria, el miedo en ese momento no pudo conmigo. Y sentía el miedo, os lo puedo asegurar, pero todos los días estaba en el hospital con mi mejor cara y lo más animada posible.

La muerte de mi padre fue el fin y también el principio, en ese momento es cuando más claro lo vi todo.


El mazazo que hizo cambiar mi vida fue definitivamente la muerte de mi padre. Aunque fue devastadora, porque le necesitaba conmigo muchos más años. Necesitaba su apoyo, su consejo y su amor incondicional, ese que solo sabe dar un buen padre.

Pero como decía antes, el miedo a la soledad y a la desolación, no pudo conmigo, soy creyente y sé que mi padre está vivo, hay mucha gente que tiene miedo a la muerte pero para un católico es el paso a la vida eterna. La muerte de mi padre fue el fin y también el principio, en ese momento es cuando más claro lo vi todo. Me dí cuenta de lo agradecida que estaba, mi padre había vivido bien toda su vida, había vivido sano, se había sentido amado, había conocido a todos sus nietos, y como era disfrutón, fue un ejemplo de exprimir todo lo bueno que le pasaba. Su muerte me hizo ver lo afortunada que era, y la lección más importante es que no podemos controlar nada, ni hacer planes para cuando seas mayor. Si algo he aprendido es a no dejar nada para mañana y a disfrutar de cada buen momento, que son muchos.

El Papa Juan Pablo II decía siempre ¡No tengas miedo!. Y a mí esta frase me marcó. Siempre había estado aterrada de lo que podía pasar, y desde que he pasado por esos duros momentos en mi vida, me di cuenta que no sirve para nada vivir con miedo, puesto que lo que tenga que pasar, pasará, a ti, y a los que te rodean.

-Recuerda que no hay que tener miedo. Yo se lo voy diciendo, para que vaya calando y le entre hasta el tuétano, a ver si lo consigo.


Jamás les hablo de miedo a nada a mis hijos, no quiero qué se paralicen o se limiten. A ver, entenderme no es que les deje subirse a un muro de 2 metros o que les inculque hacer salto base. Pero es importante no mostrar temor a todo, y por supuesto decir siempre la verdad sobre cualquier curiosidad que ellos tengan, adaptándome a su edad obviamente. Los niños tienen más capacidad de entendimiento que algunos adultos, su mente es flexible y no tienen los prejuicios qué vamos adquiriendo con la edad. He de decir que por ahora sus curiosidades no han sido muy comprometedoras, (estarán por llegar, eso seguro). A uno de los mellis le gusta una niña, (muy precoz me ha salido con tan sólo 7 años, pero bueno las cosas son como son) y me decía que no le mostraba sus sentimientos por miedo a que ella no sintiera lo mismo, ¡ya estamos con los miedos!, no podemos tener miedo al fracaso, el que conoce el fracaso, alcanza el éxito. Esta mañana cuando se ha despertado al darle los buenos días, le he dicho:
– Recuerda que no hay que tener miedo. Yo se lo voy diciendo, para que vaya calando y le entre hasta el tuétano, a ver si lo consigo.

En fin la vida te enseña que hay que salir adelante con las herramientas que tenemos, y que hay que mirar a la cara a nuestros temores y echarles un pulso, tener la mejor actitud y recodar que cada fallo nos hace aprender y que toda la superación de nuestros miedos y fracasos es lo que nos hace ser las personas que somos en el presente. Me quedo con la frase de la primera publicación en mi perfil de Instagram @mamadetres.home.blog: Da igual si la jugada no salió como esperabas, quédate con lo importante, tu crecimiento personal. Si no juegas no ganas, si no te equivocas no aprendes. ¡Da el paso!

Deja un comentario